Mujeres trotamundos: Viajeras de la historia

Ida Laura Pfeiffer (1797-1858)

El viaje de Ida Pfeiffer, un ama de casa que tenía el sueño de recorrer el mundo y lo hizo a sus 45 años ✨

Ida Laura Pfeiffer nació en 1797 en Austria en el seno de una familia acomodada. Era la única mujer de siete hermanos y fue criada como un varón más: trepaba árboles, llevaba la misma ropa y jugaba a los mismos juegos. Le apasionaba la lectura y sentía devoción por los libros de viajes. Sin embargo, cuando su padre, un rico fabricante textil, murió, su madre trató de transformarla en una pequeña dama vienesa. De trepar árboles pasó a aprender a tocar el piano, a cocinar y a hacer punto, pero esta vida nunca la satisfizo.

En 1820 se casó con un abogado viudo 24 años mayor que ella. Ella se resignó a las labores domésticas, pero cuando su marido denunció a los funcionarios de Viena por corrupción tuvo que trabajar en secreto como profesora de música y de dibujo para salir de la ruina y alimentar a sus hijos. Tras el escándalo, se separó.

Ella misma afirmó que fue muy infeliz durante los 18 años que estuvieron casados, no solo por los malos tratos que sufrió, sino por la frustración que sentía al no poder alimentar muchos días a sus hijos.

A sus 45 años, con sus hijos independizados y la muerte de su madre, cogió su pequeña herencia y cumplió su sueño: viajar por el mundo. Aunque dio la vuelta al mundo dos veces, hizo antes otros viajes. El primero fue a Tierra Santa, pero no avisó a sus hijos y les dijo que visitaría a una conocida en Estambul. Esta primera experiencia la llevó a escribir su primer libro, A visit to the Holy Land, que se convirtió en best seller.

Gracias al dinero que recaudó con la venta del libro, hizo un segundo viaje en el que recorrió Islandia, Noruega y Suecia, y escribió un nuevo libro. Para este viaje aprendió a tomar daguerrotipos y a conservar especímenes de flora y fauna que posteriormente vendería a los museos de Historia Natural de Viena y Londres.

En mayo 1846 partió desde Viena con la intención de dar la vuelta al mundo y no regresó hasta noviembre de 1848. Tras dos meses en velero llegó a Brasil, recorrió Chile, hizo escala en Tahití y llegó a China. Entre otros, visitó Singapur, Mesopotamia, Persia, Armenia, Georgia, Constantinopla y Grecia. Durante su periplo se adentró en el Amazonas y convivió con indígenas. Fue la primera mujer en convivir con la tribu de los batak, uno de los pueblos indígenas de Indonesia. Antes de su pacificación tenían fama de fieros guerreros caníbales. Tras acabar esta primera vuelta al mundo no quedó satisfecha y volvió a partir con el objetivo de descubrir tribus no colonizadas.

En 1851 partió nuevamente desde Austria para completar su segunda vuelta al globo. Desde Inglaterra voló hasta Sudáfrica. Su intención era recorrer África, pero era muy arriesgado. Pasó ocho meses en la India, decidió cruzar el desierto de Bagdad en una caravana de camellos y en Rusia pensaron que era una espía y la encarcelaron. Fue una de los pocos exploradores que se adentraron en la selva de Borneo, lugar donde habita la tribu de los dayakos. Permaneció allí 18 meses y, según sus relatos, estos indígenas solían cortar las cabezas de los extranjeros y clavarlas en picas alrededor de la aldea. A pesar de que la amenazaron con matarla, logró salir de allí de una pieza. Después, visitó California, Oregón, Nueva Granada y los Grandes Lagos antes de volver a Austria en 1854.

Su último viaje fue a Madagascar, donde junto a otros diez occidentales fue acusada de conspirar para derrocar a la reina, pero logró escapar con vida. Regresó a Viena y murió allí poco después a la edad de 61 años. Se cree que contrajo la malaria en la isla y que fue esta enfermedad la que acabó con la viajera.

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